¡Ah! El arte, la unión perfecta entre la expresión y la técnica, un mensaje dicho de muchas maneras, cosas que se dicen sin decirse o que se alguien entiende sin que nunca se hayan dicho. Un día caminando, o tal vez debería decir navegando, encontré cuatro imágenes, cada una de ellas con su propia personalidad pero con un común denominador. Las cuatro me producían algo de nostalgia, invitándome a imaginar, o a recordar diferentes momentos de mi vida.
La bruma se me hace una especie de retrato de mi pasado y mi futuro, un poco como mí camino. Puedo ver y distinguir un paisaje cercano con sus altibajos, pero cuando quiero recodar mi pasado lejano o quiero ver mi futuro lejano las imágenes se desdibujan, se pierden en mosaicos de colores, perdidos entre sueños y de lo que fue y de lo que podría ser.
Los barcos, esos maravillosos barcos que nos permiten viajar. “Libros, caminos y días dan al hombre sabiduría” reza un viejo proverbio árabe cada barco no sólo es un viaje, también puede ser un libro y sin embargo cada uno de ellos me lleva a un lugar distinto en donde puedo saborear la libertad, la de mi mente con sus propias alas, o mejor dicho mi propia turbina, que me puede llevar tan lejos como yo quiera.
Las otras dos representan retratos uno de mi pasado cuando la juventud y la belleza eran mis mayores defectos, cuando la ignorancia es audacia y cuando el viaje comenzaba; y otra de mi presente y a punto de descansar, sólo puedo decir que viajé, fui y vine, volé y lloré, reí y lloré, y mi conclusión es como Amado Nervo diría y con lo que yo coincido en este momento: “vida nada me debes… Vida estamos en paz”.
Nadia Huerta
Nota: los cuentos presentados son tal cual los recibimos, por respeto al autor no cambiamos nada.